RESEÑA # 9, “La Teoría del discurso de Laclau y su aplicación al significante ‘la paz’”
Que la paz en Colombia no sea la excusa para asesinar la Izquierda, como ha ocurrido históricamente en todos los procesos de Paz, fallidos por el incumplimiento de los Gobiernos de turno; que no sea la oportunidad para el Gobierno visibilizar los Líderes Sociales y sacrificarlos.
Los gobiernos paramilitares deben terminarse en Colombia, antes de que acaben con sus Comunidades.
Quien gobierne en Colombia no debe tener antecedentes de violencia y masacres, porque la venganza y retaliación no se harán esperar en su mandato.
Si ya hay detenidos por la muerte del Fiscal ¿Por qué no hay detenidos por los cientos de Líderes Sociales asesinados?
Si el Gobierno lamenta la muerte de uno de sus miembros en su gabinete, que también lamente la muerte de sus cientos de Líderes Sociales vilmente asesinados, ellos son el brazo derecho en la defensa de sus Comunidades.
La Comunidad Internacional debe apoyar a las víctimas de la violencia en Colombia y vigilar cuidadosamente el Proceso de Paz, sólo así cesará la muerte de sus Líderes Sociales, la de los guerrilleros que entregaron las armas y se sometieron a los procesos de Paz y la de sus Comunidades.
“Aquello que podemos llamar “realidad social” u “objetividad” es para el pensador argentino la consolidación política de ciertos sentidos y significados que se convierten en el locus de formas de identificación colectiva” (Heredia, 2016, pág. 288).
Heredia Ríos, autor colombiano dedicado a la docencia universitaria en el campo de la filosofía y los estudios políticos y la investigación, en el artículo “La Teoría del discurso de Laclau y su aplicación al significante ‘la paz’”, publicado en la Revista Analecta de la Universidad Pontificia Bolivariana en el año 2016, nos hace ver la importancia de Laclau en la teoría política como un modelo antiesencialista que explica, a través de fuentes postestructuralistas, los procesos de formación de identidades políticas que se despliegan en el mundo de las democracias, los liberalismos y las desigualdades, de hecho, Heredia en la parte introductoria de su artículo, cuestiona la poca importancias que se le ha dado a este autor en el contexto académico colombiano; es importante destacar que el presente artículo se publicó dos años después la muerte de Laclau.
Heredia ubica el discurso de Laclau, como una alternativa a los enfoques liberales de consumación de la globalización (Ulrich Beck), a las concepciones inmanentistas de la emancipación social (Hardt y Negri), y especialmente, a la tendencia contemporánea de ver en el consenso la cúspide de la práctica política (Habermas). Seguidamente puntualiza que dicho autor, construye una propuesta de investigación para el análisis de los fenómenos políticos y establece sistemáticamente principios críticos de comprensión sin repetir los rezagos positivistas de las concepciones establecidas e, igualmente, abre la posibilidad de recorrer alternativas a la modernidad sin caer en la falta de coherencia metodológica. (Heredia, 2016, pág. 286).
La obra es pertinente para estudiosos en el campo político, porque según Heredia, trae una propuesta de Teoría del discurso, la cual se erige sobre el trípode de una ontología de la contingencia, el historicismo y la radicalización política del giro lingüístico (Laclau & Mouffe, 2009, p. 14). Con esta concepción se le abre la puerta a análisis políticos que trascienden la ceguera ante los fenómenos democráticos que no pueden reducirse al campo electoral y representativo liberal, a la vez que se propone un enfoque centrado en las dinámicas simbólicas por medio de los cuales se constituyen las identidades políticas, como aquello que trasciende lo meramente institucional o estatal.
Entre los aportes que señala Heredia de la obra de Laclaus, rescata los enfoque centrado en las dinámicas simbólicas por medio de los cuales se constituyen las identidades políticas, entender las relaciones de poder, diferencia entre la política y lo político: “política” es el orden sedimentado en lo institucional, “político” la reactivación a través de la cual se instituye este orden por medio de antagonismos, es así como la primera parte de su obra, el autor lo dedica a presentar los supuestos filosóficos de esta propuesta investigativa, y la segunda parte está destinada a ilustrar su propuesta, tendiente a demostrar su aplicabilidad en el caso colombiano, intentando explicar la consolidación del discurso sobre los Diálogos de Paz en el contexto de las elecciones presidenciales de 2014, como una forma de articulación hegemónica que se puede describir alternativamente por medio de las herramientas de la Teoría del discurso; igualmente trabaja los conceptos de la construcción del pueblo, como expresión hegemónica; señalar el modo en que determinado proyecto político se consolida en el espacio social por medio de la adhesión de múltiples particularidades, la aplicación de la teoría del discurso en las elecciones presidenciales del presidente Santos, como un fenómeno de construcción hegemónica (Heredia, 2016, pág. 287-300).
Aplica la Teoría del discurso en los procesos frustrados de paz en Colombia, a partir del antagonismo, como condición fundamental de lo político, aparece como la posibilidad de establecer una identidad constituida como anhelo de la paz, enfrentada a una identidad que para poder establecerse como tal, debe negar la posibilidad de la paz. Por otro lado, el significante vacío “la paz” permitió la articulación de una serie de demandas sociales en cadenas de equivalencia con la promesa de ser el primer paso hacia la eliminación del resto de problemas particulares que han aquejado a la sociedad colombiana, acudiendo al discurso de Santos en el 2013 antes de su reelección, exponiendo todos los beneficios que traería la paz para Colombia y ratificando que para el 2014 se dio otra hegemonía, el discurso de la paz logró articular una serie de demandas, en una cadena equivalente, gracias a la posibilidad de indeterminación que ofrecía el significante “la paz”; “la paz” es el único camino transitable por quienes anhelan los grandes ideales de la democracia.
Heredia señala como uno delos grandes aportes de Laclaus de “hegemonía” que, al igual que “populismo”, son los conceptos fundamentales de su propuesta posmarxista, en ella se realzan tres conceptos fundamentales de la razón populista, discurso hegemonía y retórica, los cuales se sostienen ontológica y epistemológicamente en la categoría de hegemonía; “El discurso constituye el terreno primario de la constitución de la objetividad como tal”, de manera que para Laclau, el análisis de lo social, de la sociedad y de lo político, deben adoptar la perspectiva del discurso, a modo de coherencia con las estructuras y mecanismos del saber-poder, que poseen indefectiblemente una estructura lingüística. (Heredia, 2016, pág. 287).
Entre las consideraciones que hace el autor para realizar un acercamiento a la paz del país y darle sentido a este término que para él es vacío y para otros es esperanza, muerte, derrota, traición, entrega, desesperanza. El antagonismo, como límite de toda objetividad, es un concepto ontológico ya que describe la manera en la que se constituye la identidad de los sujetos, pero también porque permite entender las dinámicas que establecen o transforman el poder político, punto nodal donde convergen distintos significantes alrededor de un significado privilegiado que los engloba a todos (Heredia, 2016, pág. 294-296).
El autor concluye su texto planteando que una construcción hegemónica depende siempre de un antagonismo, y es por esto que parece necesario que tanto para la opinión pública como para el sistema representativo, el antagonista deje de ser el conflicto armado y comence a identificar nuevos enemigos como la corrupción, la exclusión y el sistema económico, que muy probablemente se encuentren detrás de la causa que haya originado el que hoy se tenga un significante “tan” vacío como “la paz”. (Heredia, 2016, pág. 287).
Analizando el contexto nacional, si la paz fuera discurso, si la paz fuera negociación, ya se habría alcanzado después de más de 88 años de guerra, obsérvese el fracaso del posacuerdos y la victimas que ha cobrado, agregándole los líderes cívicos que han sido asesinados y el estado de inestabilidad y zozobra política que está viviendo el país en cada uno de los rincones; sólo basta mirar titulares de prensa para acercarse a tan cuestionable realidad, “Gabinete sale en defensa del presidente y su familia” y el presidente marcha con sus dos niñas pequeñas y su pequeño hijo tomado de la mano de su esposa, en tanto rechinan los cacerolazos en las esquinas de cada rincón del país. El discurso de Laclaus resulta tan complejo en la aplicabilidad para la salida del conflicto de violencia que vive Colombia, que resulta ciertamente forzado frente al uso que hace Heredia de su teoría del discurso para aproximarnos a la paz, porque la realidad fáctica, el hambre, la pobreza, la corrupción, la droga, la violencia, entre otras graves problemáticas sociales, trascienden por su propia naturaleza, la realidad misma.
Heredia admite esas complejidades, destacando el hecho innegable, de que el conflicto ha sido efecto de una serie de problemáticas sociales relacionadas con el establecimiento permanente de una élite política centralizada –muchas veces ilegítima– y un sistema económico, que desde un punto de vista global, ha mantenido al país en su condición de subdesarrollo, la exclusión en la dinámica política institucionalizada de las demandas de los grupos que devinieron subversivos, la inseguridad, desempleo, problemas en el campo de la educación y la salud, entre otros.
Las grandes amenazas a la estabilidad no residen solo en cuestiones de fronteras y soberanías, sino en alimentación, transporte y carbón. Al derrotado, no hay que aplicarle un castigo, es más bien necesario integrarle. Desde los escombros de la guerra, Keynes invitó a su generación a pensar en la reconstrucción del futuro, para el cual la demagogia y la mano dura del patriotismo vengativo parecían irrelevantes. Los mitos políticos son nefastos consejeros para una era de paz. (Shlomo Ben Ami, 2017).
Entre las críticas planteadas a Laclau y que no propone Heredia en su texto, se encuentran las siguientes: La democracia radical que propone en su obra se base en el principio de una autolimitación que excluye cualquier idea de ruptura con el orden socio-económico capitalista y con los principios de la democracia liberal, que asimila a una empresa de tipo totalitario, inversamente a lo planteado por Laclau, es la lucha de clases la que actúa como agente de de-reificación del sujeto político y no la razón populista, la lógica hegemónica que alienta la razón populista no se corresponde con el objeto de la misma por dos razones: dado su estricto formalismo, adolece de una indeterminación de principio frente a cualquier movimiento real; no informa sobre sus propios efectos; por ejemplo de su transformación en posición hegemónica de poder.
La desconfianza que ha generado el pueblo colombiano por la guerra que ha vivido a lo largo de su historia ha generado un lenguaje de la sospecha hacia el discurso, hacia el Otro, ha dividido el país; restaurar las riendas de Colombia resulta tan complejo, que mientras las mismas tácticas de pacificación del país adoptadas en otros países con situaciones más graves dio resultado, acá la situación ha sido un fracaso, pero no podemos dejarnos llevar por el negativismo, acudamos a las frases y propuestas que Heredia nos plantea en su texto: una nueva construcción social a través del significado, que el pueblo pueda comenzar a percibir que sus demandas igualmente han sido satisfechas (situación que exige cambiar el modelo inequitativo del país).
Bibliografía:
Elkin Andrés Heredia Ríos, “La Teoría del discurso de Laclau y su aplicación al significante ‘la paz’”, Analecta política, UPB, Vol. 6, Núm. 11 (2016).
https://www.rtvc.gov.co/noticia/especial-victimas-de-la-violencia
